-No has escrito en tu blog- Me decían hace un par de semanas.
- No, no he escrito –
No quisiera justificarme, pero mi mundo se ha sacudido en los últimos meses; de la misma forma en que se revuelven las cosas al voltear un cajón sobre el escritorio. Demasiados sucesos en pocos meses, algunos desagradables, otros tristes, los más desconcertantes; y surge la misma desesperación que cuando uno ve la casa “patas para arriba”. Así que necesitaba tiempo para volver a poner en orden mis pensamientos, mis sentimientos y lo que soy. No ha sido fácil, ni he terminado…
Tomé mi cariño no correspondido y lo boté a la basura,
mis ansías de justicia las guardé en una caja para cuando valga la pena,
mis objetivos lógicos pero no deseados, los reparé y los puse sobre la repisa,
a mi viaje inevitable y relegado, le puse fecha,
los retratos familiares los contemplé y los coloqué frente a mí,
mis deseos escondidos en el fondo del cajón, los desempolvé y los renové,
mi esperanza rota, te dejé que la remendaras,
mis risas pasadas las revolví con las lágrimas que derramé,
mis pesadillas las ahogué en una taza de café
y finalmente mi amor lo volví a poner en su lugar para de nuevo usarlo.