lunes, 18 de enero de 2010

Remedio para el insomnio

No puedo dormir y es que no te reconozco, no eres la misma persona, tu mirada ha perdido ese brillo que tenía y refleja ahora tus miedos.


¿Dónde quedó esa persona? ¿Dónde quedaron tus sueños? ¿Están escondidos en un cajón esperando que alguien quiera verlos?

Quisiera ver de nuevo a esa personita que decía lo que pensaba, que no le importaba hacer esa llamada en la madrugada si eso le permitía dormir después tranquilamente, hoy sólo miras el teléfono y no marcas. Hoy callas y justificas tu silencio diciéndote que has madurado. ¿Maduraste o perdiste esa pasión que tenías? Sé que te molestará lo que digo, pero también sabes que es verdad, quizás a todos puedes mentir fingiendo que no te importan muchas cosas, pero a mí no me mientes: yo te conocí cuando te comportabas de otra manera y dentro de ti lucha esa persona que eras por volver a ser… pero tienes miedo.

¿Cuál es tu miedo? ¿Qué te impide ser como eras? ¿Miedo a perder todo?

Pero si ya alguna vez lo perdiste todo y aquí estás, aún se oyen tus pasos por la escalera, antes animosos, hoy cansados; antes corriendo hacia donde deseabas estar, hoy esperando a que las cosas lleguen solas.

¡Reacciona! ¡Vive! ¡Grita!

No permitas que la persona a la que conocí no vuelva a hacer locuras, a gritar que ama, siente y llora. No dejes escondida esa persona que era capaz de hacer girar al mundo en sentido contrario si era necesario, luchar contra dragones y perjuicios, que avivaba fuegos y pasiones, que volaba en sueños.

No tienes nada que perder… ya alguna vez lo perdiste todo.

Y es que hoy no te reconozco… a pesar de que estoy viendo al espejo, no te reconozco.

  • Lechuga.

Pon en una vaporera la lechuga una vez que el agua empiece a hervir apaga el fuego y deja tapado por 3 minutos. Abre la vaporera y trata de aspirar el vapor con cuidado de no quemarte.